¿Cómo narraría un bebé su nacimiento?
CRÓNICA
"¡Um...! Me siento extraño... ¿Qué está ocurriendo?, ¿acaso es este el momento de... ¡oh! ¡No me lo puedo creer! ¡Voy a llegar al mundo! Por fin voy a conocer a mi mamá, a mi papá, a mis abuelitos... He oído, a través de este bombo que me cubre, que el mundo exterior es muy bonito; es más, a mi mamá Andrea hace unos días le dijeron que su mundo cuando yo llegara sería aún mejor, ¿tan importante soy para Andrea y Luis? Si no lo llego a escuchar con estos grandes cazos que tengo por orejas, ¡ni siquiera lo hubiese creído!
Tengo una gran duda en este preciso momento en el que estoy atravesando por un túnel muy oscuro, una duda existencial que puede cambiar mi vida: ¿Qué nombre me pondrán? ¿El de mi papá, Luis, o me pondrán el nombre de ese señor que estoy viendo ahora mismo? Yo no quiero ese nombre, ¿eh mamá? Porque acabo de escuchar cómo esa señora que tira de mi cuello lo llamaba Ramiro y a mí no me gusta nada, ¡naita!; además, fíjate que sombrero más feo lleva, es verde y a mi me gusta el rojo; también vaya cosa que le está tapando la cara; y, para acabar con el cuadro, una luz muy fuerte en la frente que me está deslumbrando. ¡Oiga!, ¡perdone!, ¿puede usted desplazar un poco el focazo ese? Es que no veo nada y quiero llegar al mundo, este que me han dicho que es tan bonito, con los ojos bien abiertos y sin nada que interceda en mi camino, por favor.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Me está doliendo un poco... ¿Cuándo voy a terminar de salir? ¡Oh, oh, oh! Esto se está complicando y yo que no paro de hablar. Voy a callar un ratín y voy a mirar. Creo que el Ramiro ese ha ido a buscar a mi colega el neonatólogo, sí, sí. ¡Bien! ¡Antonio Quesada ha llegado a mi inauguración! Sí, mi inauguración, no has oído mal. Es que esto es mi acto de apertura al evento de la vida, por eso lo digo, no porque esté un poco alocado (risas).
Cuánto me alegro de que Quesada esté aquí con nosotros: mi mamá, mi papá, el señor del gorro y el focazo, la que lleva tres horas tirando de mi cuello, sí desde esta mañana a las 9 y ya es mediodía y ni siquiera se ha presentado. Como no termino de salir, pues han llamado a Antonio; lo que ellos no sabían es que yo hasta que él no estuviera aquí, dirigiendo el cotarro, no iba a salir (risas). Es que todo tiene una explicación: durante mi crecimiento dentro de este bombo, surgió algún que otro problema: no crecía como el resto de los niños porque no me comía todo lo que mi mamá me daba por este tubito; a penas respiraba, le decían a mis papis que llevaba una “continuidad respiratoria ralentizada”. En realidad, yo iba a mi ritmo, lo que ocurre es que no me oían cuando los ponía en previo aviso.
¡Ya!, ¡por fin aterricé al mundo exterior! ¿Hola?, ¿mamá? Soy ¿Luis? ¡Ya he nacido!, ¿quieres conocerme? Yo tengo muchas ganas, ¿sabes? Aunque tengo que darte una mala noticia y no he hecho nada más que nacer: vas a descansar poco, te lo advierto; no he parado de hablar en todo el parto y es que quería contarlo de cabo a rabo y yo solito."
2 comentarios:
Que bueno!!
Pero eso no puede ser real, jejeje, no por el hecho de no serlo, sino por la propia conciencia en si, jejeje.
Por cierto, México... yo he estado este año... sin palabras. Y sé que tengo que volver.
Saludines.
PD. Informadora para cuando un tema de "adultos", jejeje. Y un debate de los gordos.
Hola!!
Bueno, y no actualizamos, jejeje.
Pues fotos hay en mi Blog, en alguna de las entradas de Septiembre... solo hay que curiosear. Además en México. Curiosea y verás.
Y bueno, opina de mi última entrada, tú que tienes voz y voto.
Saludines
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